domingo, 29 de noviembre de 2015

El lápiz mágico


Hola de nuevo. Sé que ha pasado tiempo desde la última publicación, pero es que tampoco había tenido mucho que decir. En esta ocasión volvemos con un ejercición para el grupo de escritura creativa "Literautas". Cada mes se publica un ejercicio bajo ciertos parámetros para crear un relato no mayor a 750 caracteres.

En este mes, noviembre, el ejercicio en cuestión consistió en crear una historia que se llamara "El lápiz mágico". Debido al límte de palabras, me vi obligado a recortar la versión original de mi cuento, así que aquí subo la versión completa. No es lo mejor que he escrito, pero tampoco es lo peor.


 

El lápiz mágico


Una vez, hace cierto tiempo, existió un joven campesino muy pobre y solitario que vivía apartado de su villa, en un claro dentro del bosque. Aunque carecía de grandes lujos, no ambicionaba nada más que poder proseguir su vida en paz como hasta ese momento.
          
          Un día, mientras iba a recoger agua, escuchó quejidos que provenían del fondo del pozo. Se asomó y alcanzó a distinguir un perro que se ahogaba. Sin mayor demora hizo descender el cubo y, una vez que el animal se halló a salvo dentro de él, procedió a subirlo con premura. Estando ya arriba, en la seguridad que brinda el terreno firme, el perro le agradeció al joven.

          — Realmente te debo la vida —dijo.

          — ¿Cómo puedes hablar, siendo tú un simple perro? —preguntó, asombrado, el campesino.

          — Eso es porque, en realidad, soy un mago que fue convertido en esta criatura como castigo. Pero no hablemos más de eso. Quiero darte tu recompensa sin demora.
          
          El animal llevo a su salvador a través del bosque hacia una parte que el campesino desconocía por completo, repleta de matorrales espinosos y árboles secos. Tras haber caminado un largo trecho, finalmente se detuvieron frente a un tronco caído comido ya por los gusanos y hollado por el tiempo.

          — Excava ahí abajo —ordenó el can.

          Sin más dilación el campesino obedeció esperando hallar una olla repleta de monedas o de joyas preciosas. En su lugar desenterró un palito de color amarillo casi de un palmo de largo. Uno de sus extremos era suave y rojo como las rosas mientras que el otro era negro cual carbón.

          — ¿Qué extraño artefacto es este?

          — Lo que tienes en tus manos es un lápiz mágico —señaló el animal—. Con él puedes escribir lo que sea y se hará realidad.

          — Pero yo no sé leer ni escribir —argumentó el otro.

          — No hay problema con ello. En un instante aprenderás y, al mismo tiempo, comprobarás el poder del lápiz.

          De regreso a la cabaña, el mago le enseñó a escribir la frase “El campesino sabe leer y escribir” garabateando un viejo leño con el lápiz. Tras comprobar que todo se había hecho correctamente, se despidió de su salvador y desapareció. A la mañana siguiente, el hombre despertó y en efecto fue capaz de comprender lo que él mismo había escrito.

          Tenía que ser cuidadoso con un poder tan grande en sus manos. Lo primero que se le vino a la mente fue escribir que caerían mejores lluvias y que su cosecha sería la mejor de todo el reino. Sin embargo, tras meditar un poco, decidió que lo mejor sería disfrutar las bellezas de la vida sin agotarse demasiado. Después de todo, ¿en qué le aprovecharía gastarse bajo el abrasador sol si al final del día terminaba tan cansado que no podría disfrutar de los frutos de su esfuerzo? Así que escribió lo siguiente: “El campesino es rico, vive en una mansión con sirvientes que lo atienden y no tiene que preocuparse por nada”.
          
          Se acostó y, al levantarse, no se hallaba ya sobre su piojoso colchón de paja, sino postrado en una lujosa cama con dosel de lino y sábanas de encaje. La cabaña había sido reemplazada por un lujoso castillo en medio del bosque y por doquier oíase el rumor de los sirvientes prestos a atenderle en sustitución del silbo matinal y del trinar de los pájaros.

          Alegre por esta nueva vida, el rico decidió celebrar cada día hasta su muerte. No reparaba en banquetes y en lujosos vinos. Naturalmente tal vida atrajo pronto nuevos amigos, quienes querían disfrutar alguna porción de aquella súbita grandeza. El campesino, convertido ahora en gran señor, no escatimaba en gastos. Si algo no se hallaba a su alcance, le bastaba con escribirlo para se hiciera realidad al día siguiente.

          En medio de fiestas, borracheras y orgías, decidió que la vida que llevaba en su castillo era lo suficientemente buena y que el mundo exterior simplemente no la igualaba. Se encerró dentro de sus murallas y cuando algún animal pretendía perturbar el sonido de la cítara y los flautines con alguna clase de ruido, simplemente lo mandaba matar.

          Cierto día llegó al castillo una hermosa mujer, esposa de un rey ya anciano. El hombre se enamoró de ella, pero sabedor de que no podía tenerla se entristeció grandemente hasta que recordó su lápiz mágico. Esa misma noche escribió en una hoja de pergamino: “Que el anciano rey muera y su hermosa mujer sea mía”. Así sucedió y a la mañana siguiente el vetusto líder perdió la vida al caer de su caballo.

          En lugar de guardar luto, se celebraron las nupcias. Los súbitos del fallecido, dada esta situación, sospecharon del gran señor que se había casado con la viuda con tanta premura. Lo confrontaron, queriendo hallar una respuesta, pero el hombre simplemente escribió en una hoja que dichos súbditos volverían a su país en paz.

          Sin embargo los demás habitantes de aquella tierra comenzaron a ver a ese gran señor, que tan espléndidas fiestas, ofrecía como un peligro latente para el estatus de los demás nobles. Se reunieron los generales de las ciudades más fuertes y le declararon la guerra. Marcharon con miríadas de soldados sobre la muralla del castillo, dispuestos a tomarlo aún a precio de sangre. Todos ellos fueron barridos con unas cuantas palabras escritas por el asediado.

          Aunque en efecto se ganó la guerra, otros reinos comenzaron a desconfiar y a temerle, así que también se levantaron en armas contra él. Pronto, se vio rodeado de enemigos sin fin. Aunque matara a cientos de ellos, miles aparecían en su ligar. Cansado de tanto batallar, tomó la resolución de escribir una frase fulminante con su lápiz: “Todos los que me odian, morirán”. Al día siguiente se halló solo, rodeado de cadáveres. Hasta su esposa había muerto.

          Salió a lo que antes había sido su amado bosque y lo encontró hollado por la guerra y la muerte. Ni siquiera el sol brillaba, oculto tras una nube de ceniza. La tierra, desnuda de pasto, presentaba el tono rojizo del que había sido teñida por la sangre. El hombre se dejó caer de hinojos y lloró amargamente todo aquél día. Al caer la tarde tomó su lápiz y escribió una última frase con él.

          Esa misma noche volvió el perro y halló el cadáver del campesino tendido sobre el suelo. Leyó lo que había escrito, soltó un ladrido a modo de carcajada, tomó el lápiz mágico con su hocico y se fue. 
           
          Siempre pasaba igual.



Bueno, por ahora esto es todo. Si alguien quiere comentar aquí, puede hacerlo. Seguiré subiendo las otras historias que ya tenía y trataré de hacer comentarios de vez en cuando. Hasta la próxima.

2 comentarios:

  1. ¡Hola, compañero literauta!

    Qué mejor lugar para leer y comentar tu texto que aquí, en tu "casa". Tu lápiz mágico me ha resultado un relato muy ameno, con expresiones sencillas y frases cortas, que dotan de ritmo y musicalidad al conjunto. No se detiene en descripciones demasiado elaboradas o florituras innecesarias. Todo bien en ese sentido.

    No obstante, y poniéndonos un pelín picajosos, encuentro párrafos con reiteración de palabras (un ejemplo es uno en el que el adjetivo "mejor" se repite hasta en tres ocasiones en cosa de dos o tres líneas). Por otro lado, en lo referente a los diálogos, a veces señalas quién es el que está hablando en ese momento cuando el mismo contexto de la escena te lo está diciendo. Por lo demás, todo genial ;)

    Y en lo referente a la historia, decirte que es muy hermosa. Hay paisajes evocadores, personajes de leyenda, y hechos que nos sugieren un «lore» muy rico, que va (o yo me lo imagino al leer) más allá de lo que vemos a simple vista.

    Es como leer un cuento de aquellos clásicos, una fábula tierna y, al tiempo, descarnada, como la vida misma. Me ha gustado mucho. Un relato para todas las edades, del que todos podemos aprender.

    Mis felicitaciones, compañero. ¡Sigue así!

    Saludos ;)

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  2. Me ha fascinado tu relato, también pienso que es un relato para todos las edades, creo que deja pensando sobre lo frágil y equivocados que podemos ser cuando deseamos "tenerlo todo". En fin, ¡es un relato genial! Espero con ansias que vuelvas pronto a traernos algo más de lo que escribes. ¡Un abrazo!

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