miércoles, 26 de marzo de 2014

Mascarada (El desafío)

Buenas. En este mes de marzo, inicio de la primavera, no podíamos faltar con el ejercicio correspondiente de Adictos a la Escritura. La consigna de esta vez se dividió en dos fases: en primer lugar, los participantes debían escribir una escena corta que después sería sorteada entre los participantes del ejercicio. La segunda fase consiste, simple y sencillamente, en escribir un relato basándose en la escena.

Me tocó desarrollar la escena de Bess (ojalá ella haya tenido suerte con la mía), y aquí está el resultado. Cabe aclarar que este ejercicio fue más complicado de lo que pensaba, puesto que ha sido de las ontadas ocasiones en las que no fui capaz de ver claramente el final desde el comienzo...

****


Mascarada.


El filo de metal acarició tentativamente su cuello. Abrió los ojos sobresaltada, dejando escapar un jadeo. Se hubiese caído al suelo si no fuese por los fuertes brazos que le asían. Oyó una risa cruel cerca del oído. Notó su cálido aliento rozando su oreja, sus labios acariciando su mejilla. El cuchillo punzó su piel, amenazante. Ella no preguntó por qué. No preguntó cuándo.

     Sin embargo no podía quedarse callada, no cuando tenía el beso de Judas aún quemando sobre la piel.
     — Eres bueno con las máscaras —le dijo sin poder ocultar totalmente el temblor de su voz. Y tenía buenas razones para estar temblando.
     — Tengo que serlo. Es mi labor después de todo —contestó el hombre. Se le había presentado mucho tiempo atrás como un caballero, un vagabundo con porte de hidalgo. Él le había ayudado a escapar, evadiendo siempre las garras de sus perseguidores a través de todo el continente europeo. Ahora, sin embargo, se revelaba como lo que en realidad era. Solamente los demonios sabían por cuánto tiempo había fraguado esa traición.

     Aquella doncella, tan frágil en apariencia como indomable en espíritu, ahora estaba a su merced. Y temblaba no solamente por la furia de verse engañada después de entregársele en cuerpo y alma, sino también temblaba de miedo. Nunca nadie, en los dos años que permaneció fugitiva, la había logrado capturar. También sabía lo que pasaría si alguien la atrapaba. La obligarían a entregarlo y ella no podría hacer nada.
     No le quedaba más remedio que obedecer. Se vistió dócilmente y, sin proferir palabra alguna, avanzó por los pasillos del mesón hasta la solitaria y maloliente calle seguida de cerca por su captor. Afuera estaba tan oscuro que ella tropezó en repetidas ocasiones con los charcos y los bultos de estiércol esparcidos por doquier. Finalmente, aquél hombre a quien en un tiempo no muy lejano le había entregado su amor, decidió detener la marcha bajo un puente.
     — Ahora, escúchame con atención —le dijo tranquilamente sin dejar de blandir la daga frente a ella—. Sé que ya tienes una idea de para quien trabajo, así que te seré franco. No sé ni me importan los asuntos que ellos tengan contigo, tampoco me importa ese “don tan valioso” que supuestamente posees. Lo único que quiero es mi paga. Así que, por favor, llévame a donde lo tienes escondido.
     La doncella no pudo evitar un escalofrío en su espalda. Por precaución había evitado hablarle, si quiera insinuarle, sobre aquello que con tanto celo protegía. Ahora se daba cuenta de que todo había sido en balde. Sin otro camino que tomar, decidió guiarlo al escondrijo donde lo ocultaba, que no era más que a pocas calles de distancia. Una coincidencia funesta, sin duda, pues de haberlo tenido en otro sitio probablemente le hubiera dado tiempo de volver a huir.
     Lo guio tan lentamente, dando tantas vueltas, que al llegar al sitio los primeros rayos del alba acariciaban ya los tejados de la ciudad. Se detuvieron frente a una vieja casona, casi derruida, de las afueras.
     — ¿Aquí es?
     — Así es —asintió ella y procedió a guiarlo a través de la oscura grieta por la que se penetraba a aquellas ruinas. Le costaba creer que, hacía tan solo unas horas, ambos estaban disfrutando de la mascarada propia del carnaval. Jamás se imaginó que ese hombre pretendía traicionarla por unas pocas monedas.
     Una vez dentro de la inestable estructura, la doncella procedió a retirar unos viejos ladrillos de la pared, dejando al descubierto un hueco en cuyo interior había una caja cerrada con candado. Ella la tomó con delicadeza y se la entregó al hombre, quien se la arrebató bruscamente.
     — ¿Está aquí adentro? —inquirió él un tanto escéptico—. Toma en cuenta que, si me mientes, te mataré aquí mismo.
     — Sí… pero… no tengo la llave… está en otro lado —respondió la doncella, quien en ese momento fue presa de un nuevo temblor. Aquello que estaba dentro de la caja la protegía siempre y cuando le perteneciera. Pero ahora la había entregado a alguien más por voluntad propia.
     — Da igual, la abriré por la fuerza…
     — ¡No lo hagas! —exclamó la doncella dando unos pasos hacia él—. ¡Si lo abres por la fuerza, lo que está dentro se enojará!
     — ¡Deja de decir ridiculeces! —respondió el hombre, derribándola de una bofetada. Acto seguido, y para probar que aquellas declaraciones no eran sino sandeces, procedió a forzar el candado con la punta de su cuchillo—. Mi cliente está dispuesto a pagar tres diligencias cargadas de oro por esto, así que estoy seguro de que podré algún otro postor podría darme mucho más.
     La doncella no pudo hacer ya nada más, salvo cerrar fuertemente sus ojos y acurrucarse en un rincón. Escuchó saltar el candado y, casi de inmediato, los gritos de su captor llenaron todo el lugar.
     — Por favor, que mi deseo no se vuelva en mi contra. Por favor, que mi deseo no se vuelva en mi contra. Por favor, que mi deseo no se vuelva en mi contra —repetía incesantemente como una letanía mientras escuchaba a aquel hombre siendo víctima de la furia del habitante de la caja. A los pocos segundos, sin embargo, los gritos cesaron del todo y volvió el silencio.
     Aún con los ojos cerrados la doncella tanteó el suelo hasta dar con la caja y, con sumo cuidado, la cerró. Solo entonces se sintió libre de echar una mirada en torno suyo. No halló nada fuera de lugar, salvo un montoncillo de cenizas en el suelo. Rápidamente se puso en pie y buscó un lugar para ver su reflejo. Al encontrar un charco en la calle, se sintió más tranquila.
     Su máscara no había sufrido daños notorios. Si acaso un pequeña grieta a la altura de la oreja, pero nada de qué preocuparse. Ni ella misma hubiera soportado ver su aspecto real. Después de todo, llevaba casi trescientos años huyendo a causa de su deseo.
     Volvió al interior de la casa y tomó la caja entre sus brazos. Antes de salir tendría que asegurarse de que nadie la viera. Esta vez, había tenido suerte. Si aquél hombre se hubiera llevado la caja, su máscara se hubiera destruido paulatinamente. A partir de ese momento, debía tener más cuidado o el derecho a ver su mayor deseo hecho realidad podría pertenecer a otro.

***
Y eso es todo por ahora. Nos leemos próximamente.

15 comentarios:

  1. Me ha gustado, el principio mas que el final que me he perdido y he tenido que leerlo varias veces. as descripciones me han gustado. Un abrazo.

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  2. ¡Cuánto misterio! ¡Cómo disfruto de las historias que dicen tanto ocultando mucho más!
    Te felicito por haber sido el adicto del mes (aunque aún debo lectura a tu relato).

    Un beso,

    Ellora

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  3. Ha sido muy interesante y no podía despegar la vista de la pantalla en el momento que abrió la caja. Ahora me queda la duda de qué clase de ser habitaba en esa caja. Un beso.

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  4. Con garra. Me encanta como utilizas las frases cortas, tomo nota. Y enhorabuena, bien merecido ser adicto del mes ;)

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  5. Hola, muchas gracias a los que han comentado hasta ahora (espero que sean más). He de confesarles que este ejercicio me costó más que cualquier otro por razones que aún no alcanzo a comprender. De hecho, no tenía muchas esperanzas en este relato, por lo que me alegra ver que les está gustando aunque el final es quizás un poco apresurado y confuso.

    Aprovecho para decirles que he subido una entrada especial con motivo del pequeño reconocimiento que acabo de recibir. Espero puedan pasar a leerla también.

    Y bueno, pues ya nada más que agregar. Muchas gracias por darse el tiempo para leerme y en breve me estaré pasando por sus relatos.

    Hasta luego...

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  6. ¿El ser en la caja era un demonio? ¿Su deseo era huír por siempre y que nadie la reconociese? La verdad, quedan muchas incógnitas, pero pese a lo que creas me gustó, conseguiste salir del apuro con una historia original, que me mantuvo pegada a la pantalla hasta el final. Lo tenía todo, insinuaba parte y mostraba otra. Y todo con tensión, emoción y un halo de misterio que dan ganas de que continúes la historia y resuelvas todas las dudas :P

    Lo único que lamento es que sientas que mi principio no lograse inspirarte ^^u y sí, a mí me pasó otro tanto de lo mismo :S Al final fue un Reto, así con mayúsculas, el intentar ponernos en los zapatos de otro autor y continuar su relato.

    Saludos

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  7. Un interesante relato, lleno de matices y con un ritmo que consigue enganchar y entretener. ¡Felicidades!
    Un saludos
    ibso

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  8. Buena historia, combinas bien los factores. Aunque siento que toma el camino largo para llegar al final.

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  9. De eso se trata, querido paisano, para ser escritor/ra, hay que tener imaginación. Tú la tienes y eso es básico.
    Pues me gustó tu relato, un tanto mágico y fantasioso, que es la tendencia de los escritores jóvenes,
    Felicidades: Doña Ku

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  10. Ohhh q misterioso e intrigante. Me parece una parte de una historia mucho mas larga, ya q se quedan varias incógnitas abiertas. Me ha gustado mucho como esta escrito. Hay unos parrafos en el comienzo preciosos. Besikos

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  11. Me enganchó tu relato, aunque te confieso que me perdí al final, hecho que solucioné con una nueva lectura ;). Un abrazo

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    1. Jejeje, no te preocupes. He de confesar que yo también me confundí a la mitad. Con tres cuartos de hoja por llenar y sin tener un final claro, puse lo primero que me vino a la mente. Espero hacerlo mejor el siguiente mes :)

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  12. Hola, me parece un relato muy bien narrado y tiene mucha intriga pero también me confundí un poco al final, de igual modo ese final me deja pensando en muchas opciones interesantes. ¡Un abrazo!

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  13. Me gustó mucho tu relato, totalmente envolvente =)
    me tocó leerlo dos veces para ver si lo que había entendido tenía sentido.
    Felicitaciones por ser el adicto del mes.
    Cariños
    Catapzia!

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  14. En primer lugar, felicidades por haber sido el Adicto del mes anterior. Me ha gustado como has ido llevando la historia, aunque el final me ha dejado un poco "extrañado".

    Un saludo
    Antonio V. García.

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